Después de tres décadas desde la eclosión de la etérea ‘Escuela de Los Ángeles’, quizá empieza a estar pasado de moda hablar de esta ciudad como el paradigma urbano contemporáneo. Podría ser objeto de un interesante artículo dilucidar si los trabajos de los Davis, Dear, Scott, Soja, Storper, etc. son hoy una clave de lectura efectiva para nuestros presentes y futuros metropolitanos o si, por el contrario, deberían pasar a leerse como piezas primarias desde una perspectiva historiográfica, como indicadores de un pasado teórico y disciplinar que ha sido ya superado.
A continuación, en todo caso, una ocasión antológica para la nostalgia, rescatada en un rincón de YouTube: un documental de la BBC de principios de los 1990s titulado Los Angeles: City of the Future?, que cuenta con la presencia estelar, obligada y apabullante de Soja. El visionado merece realmente la pena.
El reportaje como documento es interesantísimo, no cabe duda. Aunque podamos estar totalmente de acuerdo con el fondo de la crítica, quizás es cierto que el discurso se queda demasiado uniforme en su distopia, llevando a seleccionar para el vídeo los espacios y personajes que ilustran sin apenas matices su propia tesis. Quizá no se ha dejado espacio para opiniones que siembren dudas, dejando el discurso muy bien armado, al igual que el propio Edward Soja se expresa con una fluidez y seguridad alucinantes.
Sobre las personas entrevistadas: aparecen aquellas que reconocen los problemas sociales, llegando a vivir atemorizados, a las que se añaden otras que aportan ideas en defensa de la vida en Los Angeles, pero se seleccionan las frases que les caricaturizan como ignorantes, o “pobres engañados por el imaginario capitalista”: la mujer que busca relaciones entre su gate-community y la antigua misión española, el padre al que se le pide comparar L.A. con la vida en Nueva York, o finalmente el joven nadador que cree poder convertirse en un campeón olímpico gracias a vivir precisamente en su suburbia con piscina.
No quiero decir que estas personas no estén efectivamente engañadas, o inmersas en una gran burbuja publicitaria del capitalismo, pero sí creo que el vídeo ganaría en complejidad e interés si no estuviera tan concentrado en ilustrar y apoyar sin matices las tesis de la Escuela de Los Angeles.
Bien es verdad que la publicidad en sentido contrario lleva años y años de publicidad masiva (y global), directa o enmascarada en películas y series de televisión (Hollywood, Beverly Hills, vigilantes de la playa sexy, …), incluso en la música (ahí queda para siempre el “buen rollo” de los Beach boys).
Y sobre los lugares seleccionados: si el video comienza y acaba con una pintura mural donde el espacio central del imaginario parece ser la playa, ¿por qué este espacio no aparece ni de pasada en el resto del vídeo?
Por cierto, también sobre los lugares, es curioso como el videoclip de la canción “I love L.A.” de Randy Newman (bastante popular en EE.UU.) recorre precisamente los mismos lugares distópicos que Soja selecciona para su vídeo, con las autopistas como espacio central, por supuesto.
Por otra parte, tengo la sensación (posible deformación profesional) de que el discurso de Soja adquiere a lo largo del vídeo una claridad impresionante cuando usa como ejemplo o símil los propios edificios, en particular en el caso del hotel. Esto podría ayudarnos a entender en parte la naturaleza del propio discurso.
Por último, el vídeo merece la pena también como ejemplo de difusión de las ideas académicas a la población de todo tipo. Y en esto sí debería ser un ejemplo para todos nosotros, ya que ¿cómo se puede intentar cambiar el mundo si las ideas no salen de los pasillos de la Universidad?
Grandes jaulas de oro donde la gente se siente protegida. Enormes hoteles en los que los huéspedes se pierden buscando la salida. Ciudades convertidas en parques temáticos de la falsa multiculturalidad, entendida como un ‘patchwork’ en el que cada recuadro está bien diferenciado de los demás. “¿Sueño o pesadilla?”, se repite a lo largo de todo el reportaje…
El vídeo fue grabado en 1992, pero aún hoy, 21 años después, se sigue aplicando el mismo modelo para el desarrollo de ciertas ciudades, el cual ya venía empleándose desde hace varios años atrás. El idílico barrio de los años 70 en el que Tim Burton nos presentó a Eduardo Manostijeras no difiere mucho de la aparente perfección del Wisteria Lane de los años 2000 (entiéndase esta comparación como un intento de mundanización de la complejidad que un tema como éste puede acarrear).
Asimismo, ese sentimiento de deslocalización, el sentirse perdido, del que se habla en el vídeo respecto a los usuarios del hotel, sigue estando presente hoy en día en todos los centros comerciales, habiendo sido ya asumido por los clientes que el ir de compras por uno de estos establecimientos (llámese IKEA o llámese El Corte Inglés) implica someterse a una autoridad invisible que, a modo de Mago de Oz escondido tras la cortina (por seguir con los símiles cinematográficos), les hace creer que están deambulando llevados por el azar, cuando en realidad sus pasos han sido estudiados y guiados con mucha antelación.
La hiperrealidad postmoderna de la que hablaba Soja en los noventa no sólo aún no ha sido superada, sino que parece que cada día está más enraizada en el pensamiento Global (escrito con ‘g’ mayúscula, que impone más). Mientras se siga inculcando en la sociedad que cuanto más alta sea su valla más seguros estarán frente a los peligros del exterior (peligros y temores infundidos por el mismo mago de antes que hacía que nos perdiéramos en el IKEA), más ejemplos al estilo de Mission Viejo aparecerán. Y, por lo que deduzco echando un vistazo a varios folletos de venta de pisos de nuevas promociones inmobiliarias (sí, resulta que sigue habiendo) que recogí ayer de mi buzón, parece que el modelo “de puertas para adentro de la urbanización todo son arcoíris y gatitos”, sin importar la batalla que se esté librando fuera, sigue siendo el deseado.
Los Ángeles es la máxima expresión de las consecuencias urbanas que ha tenido el movimiento postmodernista. Se trata de una nueva ciudad no industrial resultado de la conjugación de este movimiento cultural con un nuevo modelo de capitalismo financiero.
El video comienza con una curiosa alegoría entre el resultado espacial de un hotel y el de la ciudad. Realiza una reflexión sobre las consecuencias que tiene la constante búsqueda de la complejidad que tanto caracteriza al movimiento postmodernista. La sensación de pérdida, de deslocalización, que trasmiten estos espacios tiene como resultado el efecto contrario, la búsqueda de espacios acotados donde te sientes seguro. La ciudad compleja al final se convierte en un mosaico de piezas homogéneas, acotadas y controladas.
Las grandes oportunidades que ha resultado ofrecer estas piezas para el mantenimiento del sistema económico capitalista ha hecho que este modelo de ciudad se haya trasladado a gran parte de las ciudades occidentales. La creacion de estas piezas permite acenturar la segregación social, marginar y abandonar a las clases más desfavorecidas, controlar a la clase trabajadora y crear grandes centros financieros que permiten posicionar a las grandes empresas en la lucha por el control ecónomico global.
Un modelo de ciudad al servicio del mercado pero que está dentro del imaginario social de la mayoría de la gente. Difundir las graves consecuencias que puede tener este modelo de ciudad es fundamental, de ahí la importancia de este video.
Deslocalización, segregación, fragmentación, violencia, seguridad, exópolis, postmodernismo e hiperrealidad son algunos de los conceptos que se extraen a lo largo de la secuencia con fin de mostrar los males de Los Ángeles descrita como el paradigma de la ciudad postmoderna.
El documental desvela, por medio de los diferentes testimonios, muy seleccionados e intencionados, quizás demasiado, cómo la polarización social genera una polarización espacial o, como describe el propio Edward Soja en su artículo Postmetropolis, las polaridades no han desaparecido, sino que han aparecido otras nuevas formas a las que llama “metropolaridades” donde ante el mosaico social se reestructuran en nuevas áreas segregadas socioeconómicamente y culturalmente homogéneas entre ellas.
Esa fragmentación espacial se describe en el documental ante la contraposición de los ghettos afroamericanos, donde drogas y violencia están a la orden del día, o bien las comunidades latinas, o asiáticas, mientras que en la otra cara nos encontramos con las idílicas “gated communities” representadas en su culmen en el caso de Mission Viejo, donde reina la paz y la tranquilidad todas ellas controladas con cámaras de seguridad. Esta necesidad de control se aproxima mucho a lo que Mike Davis, llama la militarización del espacio urbano, pues según Davis las ciudades contemporáneas se encuentran brutalmente subdivididas en “celdas fortificadas”, lo que viene a determinarse como urbanizaciones privadas, valladas, y protegidas por grandes medidas de seguridad, donde la policía lucha contra los pobres criminalizados. Esta destrucción del espacio urbano tal y como se muestra en el documental provocan la traslación de la vida urbana a espacios semipúblicos como los centros comerciales, donde se impone disciplina a la espontaneidad del espacio público.
Sin embargo, algo en lo que parece que flaquea el documental es el colocar a Los Ángeles como la ciudad del mal endémico, dando lugar a la interpretación de que es lo que ocurre en Los Ángeles es lo que ocurre u ocurrirá en muchas otras ciudades, pues entiendo que no puede ser extrapolable a otras situaciones, véase Europa o Asia, pues los procesos demográficos y sociales son altamente divergentes.
En cualquier caso, el documental se trata de un documento valioso para entender, aunque sea de una manera transversal e intencionada el pensamiento americano, así como sus modos de vida y cómo ese pensamiento se traslada de una manera directa a la construcción de espacios. Pero mi reflexión ante esto es ¿acaso todos las personas que habitan estos lugares realmente piensan que vivir en estas comunidades idílicas son lo mejor? o ¿por el contrario son producto de un proceso de marketing que ha ido calando poco a poco en la sociedad americana? Creo que es un tema importante a tratar y que el documental no hace especial hincapié en ello.
Soja, como buen “New Yorker”, no deja títere con cabeza en esta visión suya de LA. Desde el punto de vista pedagógico, nadie puede poner en duda el poder comunicativo del vídeo y lo bien ordenado de su discurso. Resulta altamente clarificador y ayuda a comprender a los más “ignorantes” qué es y cómo se expresa el posmodernismo. Sin embargo, tras releer los comentarios que tomé mientras veía el vídeo no puedo evitar pensar que el discurso de Soja hace demasiada incidencia en los mismos aspectos de fragmentación, inseguridad, etc. Hasta cierto punto esto es entendible, ya que al fin y al cabo esto es lo que predomina en LA, pero mi reflexión va más encaminada a por qué esto tiene que ser totalmente criticable y denunciable. Soja parece hablar desde el punto de vista de un europeo, acostumbrado a la estructura urbana y condiciones socio-económicos del viejo continente, y obviamente, desde ese punto de vista, LA representa la peor de las pesadillas.
Pero, ¿qué pasa si dejásemos de lado esa visión marxista a través de la cual LA sólo puede representar el mal? El Oeste fue conquistado y se utilizó como una tabula rasa. California representó (y fue) la tierra prometida. Las reglas aquí (allí) son distintas, y si la ciudad se ha construido así es porque así se ha querido. LA es apariencia, frívola. Y la gente lo sabe. Sé que es injusto para toda aquella población que lamentablemente se ha quedado atrapada allí, pero me atrevería decir que la inmensa mayoría obtiene lo que espera de LA. Es más, ¿qué tiene de malo vivir en una Gated Community? Si hay algún lugar en que estas tienen sentido es en LA. Miramos a ésta no desde el punto de vista marxista sino desde el punto de vista del que se va a vivir a LA.
Creo que uno de los principales errores de los planificadores urbanos es querer imponer un tipo de ciudad, a grosso modo opuesto a LA. Y hasta donde yo sé todas las ciudades presentan las disfuncionalidades de LA. LA no es tan especial al fin y al cabo. Y, pensándolo mejor, quizás lo que el documental pretende no es fijar tanto la atención sobre la ciudad, sino sobre nuestra sociedad en general. Desde luego, Soja es capaz como nadie de suscitar atención sobre el tema.
Los Angeles es un ejemplo muy interesante, porque esta ciudad incluye casi todos los elementos: economía, cultura, industria, transporte, comercio, crimen… Eso es a causa del desarrollo rápido en el siglo XX. Era una mega-metrópoli. Pero como dice Soja, si sigue el desarrollo de urbanización regional la era metropolitana acabará poco a poco. Quizás la ciudad L.A se convertirá en una ruina arquitectónica algún día, como la ciudad de Detroit hoy.
Pero por el lado bueno –porque L.A tiene muchos tipos de industria y comercio– la ciudad no va a ceder facilmente. La gente todavía necesita la ciudad. Y ahora, la situación de crimen está mucho mejor. Por lo tanto, creo que el futuro de L.A estará más equilibrado entre el interior y el exterior de la ciudad. Si sigue la dinámica de urbanización regional, el ámbito entre las dos zonas será más borroso.
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El documental ofrece de manera didáctica y para todos los públicos una síntesis de las causas, características y consecuencias de “La Ciudad Postmoderna”, LA; una de las ciudades más segregadas del mundo, un patchwork de enclaves étnicos, raciales y económicos.
La metáfora del hotel la encuentro especialmente acertada, pues representa de forma simple y entendible el funcionamiento de un sistema complejo. A través de este símil nos traslada una de las afirmaciones más radicales del documental: La intencionalidad de la ciudad postmoderna de crear un sistema caótico en el que el individuo se siente perdido, desorientado y asustado, convirtiéndose por consecuencia el dormitorio (la vivienda en el caso de la ciudad) en su refugio principal. Este sistema crea una sociedad de individuos asustados, obsesionados con la seguridad que se rinden ante la autoridad y viven sus vidas en espacios cercados (vivienda, clubes privados, el trabajo, los centros comerciales), “archipiélagos carcelarios” en palabras de Soja.
Esta metáfora del hotel junto con el discurso de Soja y los testimonios de ciudadanos y promotores de la ciudad son los principales vías para transmitir las características de la ciudad. Creo que hubiese sido conveniente incorporar algunos datos para comprender la escala y el alcance de los fenómenos que se describen, e incrementar así el grado de objetividad de la tesis.
A pesar de la radicalidad de la argumentación, creo que en el libro “Postmetrópolis” algunos de los argumentos de Soja son más extremos. Este es el caso del pasaje del documental en el que nos habla de las áreas que agrupan a las rentas más bajas, con una alta tasa de delincuencia juvenil, constituida principalmente por población negra: En el capítulo “Exópolis” del libro, Soja sostiene que el urbanismo es en parte causa de los problemas sociales que suceden. No sólo por el hecho de congregar en un barrio a los desfavorecidos, sino porque las familias cuyos padres y madres tienen que transcurrir más de 4 horas al día en sus desplazamientos no pueden ocuparse de la familia, lo que eleva la tasa de delincuencia, maltratos en la familia, fracaso escolar y otros. El urbanismo segregador y disperso adquiere un carácter causal de los problemas sociales.
El documental y los textos de Soja me han hecho recordar la tésis de Koolhaas para la AA, realizada en 1972, “Exodus: Voluntary prisoners of Architecture”. En él Koolhaas especulaba con la creación de un “strip” amurallado en el centro de Londres que contenía una serie de espacios atractivos y que en su conjunto sería percibido por los ciudadanos como el espacio urbano ideal, por el hecho de presentar características no existentes en la ciudad de Londres. Esto produciría un éxodo de los habitantes de Londres hacia el “espacio carcelario” convirtiéndose en prisioneros voluntarios. Los Ángeles puede entenderse como una constelación de espacios confinados, sin embargo la idea que se nos traslada es que los ciudadanos se convierten en prisioneros de la arquitectura de forma involuntaria. La construcción de imaginarios es tan fuerte que el carácter voluntario de la decisión de las personas de pertenecer a este sistema puede ser cuestionada, al considerar que las personas no son capaces de darse cuenta de la perversión del sistema.
A pesar de las graves consecuencias que ya presenta el urbanismo postmoderno de Los Ángeles, podemos pensar que en los próximos años sufrirá una mayor degradación. Peter Hall en “The end of the city?” identificaba el desarrollo de las comunicaciones y el bajo coste de la movilidad como causas de la descentralización de actividades. Con la carestía de los carburantes es fácil imaginar que para los ciudadanos de rentas más bajas será insostenible realizar desplazamientos de 4 horas diarias en sus vehículos privados. ¿Sufrirá la ciudad una reestructuración funcional para que los desplazamientos cotidianos no sean tan largos o la inviabilidad de la vida en las zonas peor comunicadas despoblará estas zonas convirtiendo LA en el Detroit del S.XXI?
La popularización del automóvil posibilitó una expansión del territorio inimaginable. Su uso ha permitido formas de especulación inmobiliaria y el crecimiento disperso de las ciudades. En los EUA esta forma de crecimiento llega a su ápice con mucha inversión en el sistema de carreteras. El coche es el protagonista de un planeamiento que ha reforzado la fragmentación de las ciudades. Soja reflexiona sobre cómo este modelo de desarrollo ha afectado la sociedad. El proceso del la expansión de los suburbios es el retracto de la segregación de los grupos sociales. Los Ángeles en este contexto, es el modelo de la ciudad dispersa y ha generado como consecuencia de este tipo de crecimiento tensiones sociales y el obvio aumento de la violencia.
Estamos encarcelados dentro de nuestro proprio sistema de crecimiento. Todo que ha posibilitado la expansión territorial ya nos causa pesadillas. Lo bueno (la movilidad) empieza enseñar sus facetas. Ya en los Años 70, Eugene Odun, biólogo, escribió, “El problema de la sociedad actual afronta y se centra en determinar de forma objetiva a partir de qué punto tenemos demasiado de algo bueno”, pues pienso que ya estamos a tiempo de ir mas allá de afrontar los problemas, el recto para las ciudades será de cambios más profundos de los sistemas de funcionamiento y de nuestra forma de apropiar el espacio. ¿Será esta una tarea posible?
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