El pasado mes de noviembre se celebró el IX Congreso de DOCOMOMO Ibérico ‘Movimiento Moderno, Patrimonio Cultural y Sociedad’, en el que intervine como uno de los ponentes invitados de la segunda jornada, dedicada a la dimensión social de los problemas discutidos en el encuentro.

El vídeo de mi presentación, ‘El Movimiento Moderno y el Derecho a la Ciudad’, ha sido publicado junto al resto de contribuciones del evento. Como comenté en su momento (ver entrada anterior aquí) en esta charla exploré una serie de tradiciones de diseño —algunas bien conocidas, otras más o menos subterráneas— para confrontarlas con los elementos del ‘derecho a la ciudad’, en la definición original del concepto por Henri Lefebvre. El objetivo era no sólo mostrar los déficits de parte del Movimiento Moderno en relación a las aspiraciones y luchas ciudadanas relacionadas con este principio, sino también ilustrar algunos ejemplos de vías alternativas que trabajaron —a veces de forma parcial y contradictoria— en líneas que resuenan poderosamente con su proyecto. Estas tradiciones al margen, sugería, pueden ser una base de inspiración no sólo para la práctica actual, sino también para iniciativas de base para la recuperación y protección del patrimonio arquitectónico del siglo XX, en la medida en que seamos capaces de desarrollar, junto a los ciudadanos, su promesa implícita de una arquitectura abierta al valor de uso y la apropiación colectiva.

Fue un placer participar en este encuentro, que contó con un acertado equilibrio de contribuciones locales, nacionales e internacionales, de distintas generaciones y con la presencia de expertos de otras disciplinas, gestores culturales y miembros de administraciones públicas.

Nuestra jornada se cerró con una mesa redonda compartida con Daniel Mòdol —concejal de arquitectura, paisaje urbano y patrimonio  del Ayto. de Barcelona— y Ricardo Flores y Eva Prats de Flores Prats Arquitectes, estudio en cuya sobresaliente trayectoria destacan proyectos con una sensibilidad especial a las demandas ciudadanas. El debate fue muy interesante gracias a un participante sobrevenido, Víctor López Cotelo (Premio Nacional de Arquitectura 2015), que desde la audiencia convirtió una conversación relativamente consensual sobre los beneficios de la participación en una disputa dialéctica bastante apasionada. Quiero aclarar aquí que siempre he admirado y recomendado a los alumnos su trabajo, de una sutileza y sensatez cada vez más difíciles de encontrar. Pero como verán —aproximadamente desde el minuto 37— en lo que toca a participación y su significado profundo para la historia de nuestra disciplina ni yo ni el resto de miembros de la mesa estuvimos muy de acuerdo con él.