Łukasz Stanek, Henri Lefebvre on Space. Architecture, Urban Research, and the Production of Theory, Minneapolis: University of Minnesota Press, 2011.

En 2011 celebramos el vigésimo aniversario de la muerte de Henri Lefebvre con un monográfico especial en la revista Urban que reunió a algunos de los autores más activos en la reflexión sobre y con Lefebvre de la escena internacional. El nuevo año debería ser una oportunidad para abrir otros baúles teóricos, pero el último libro de Łukasz Stanek es un motivo excelente para demorarse un poco más en el francés.

Creo que Stanek ha escrito el libro sobre Lefebvre que los arquitectos y urbanistas necesitábamos. Después de sucesivas resurrecciones anglosajonas de la mano de la sociología urbana (Mark Gottdiener), geografías de distintos pelajes teóricos (del enfoque económico-político de Harvey al cultural de Soja, además de las incursiones teóricas de Derek Gregory y Michael Dear), acercamientos filosóficos (Stuart Elden) y biográficos (Rob Shields y Andy Merrifield) se echaba de menos una aportación directamente operativa para esta disciplina a la que Lefebvre dedicó interés y trabajos excepcionales.

El libro de Łukasz se propone explícitamente recuperar su pensamiento para ponerlo a trabajar en la investigación arquitectónica y urbanística — una línea ya sugerida en su artículo en colaboración con Christian Schmid en el mencionado monográfico de Urban. Para ello hace un recorrido por los estudios empíricos y teóricos que Lefebvre desarrolló en torno a la vivienda, la ciudad y el territorio —algunos de ellos muy poco conocidos y más allá del período 1968-74, entre El derecho a la ciudad y La producción del espacio—, explora los debates y controversias que Lefebvre mantuvo con arquitectos y teóricos de la arquitectura —entre ellos Fernando Pouillon, Ricardo Bofill o Manfredo Tafuri— y muestra su participación en proyectos en colaboración con arquitectos —Serge Renaudie & Pierre Guilbaud— y en jurados de concursos — podemos ver, por ejemplo, a Lefebvre discutiendo con Philip Johnson en presencia de un muy joven Jean Nouvel.

En fin, no puedo ahorrar elogios porque es una contribución realmente interesante que recomiendo intensamente.