Seguramente ya hayan visto el vídeo porque va camino de convertirse en un clásico, pero me ha llegado esta mañana y no podía evitar circularlo. Ahí les dejo con Adolf y su equipo, hasta él se arredra ante las aplicaciones académicas — un divertido antídoto contra las horas perdidas contando por enésima vez lo mismo de siempre y que podrían emplearse en hacer algo realmente productivo y científico.