Recientemente he comentado con algunos compañeros las aportaciones que ciertas series de televisión, especialmente The Wire y Treme, han realizado a la visibilización de la realidad urbana y, en particular, de sus conflictos. Esto viene a ser la versión académica de una creciente presencia de las series en las charlas con amigos: desde hace un par de años parece imposible sentarte a tomar un café con alguien, especialmente gente joven, sin que termine hablándote de la serie que está viendo e intentando convencerte de que te sumes a la adicción que a ellos les persigue. Como las únicas series que he terminado son Heimat, Dekalog y Twin Peaks —lo que seguramente me sitúa en el perfil plasta; no cuento Falcon Crest, que fue inducida en mis sobremesas durante la tierna infancia— soy en general reticente a dejarme llevar por el entusiasmo ante la nueva ola en el género.

Hice en su día el cálculo de los libros de teoría urbana (o de cualquier otra cosa) que puede uno leerse en el tiempo que ve las cinco temporadas de The Wire y salían alrededor de seis libros con lectura anotada y casi diez con lectura ligera. De ahí que, por ejemplo, haya desaconsejado a algún alumno proseguir su proyecto de investigar las consecuencias de las políticas neoliberales en Baltimore a través de la serie. Sí, ya sé que Harvey comenta en algún punto de una entrevista que le parece una buena descripción de la ciudad, pero de ahí a emplearlo como fuente de análisis científico… Para traducirlo a los marcos que nos interesan: creo que lo único que se puede investigar en The Wire es su propia condición simbólica de representación urbana, los modos en que se constituye en un dispositivo de producción de imaginarios socioespaciales. Y en ese sentido, ay, tengo la impresión de que lejos de ser una aportación positiva tiende a reforzar esa estigmatización urbana de la que habla Loïc Wacquant. Eso sí, admito que sólo vi hasta el ecuador de la segunda temporada y puedo estar equivocándome totalmente.
En todo caso y quizás para refutar lo que acabo de indicar, os dejo un par de enlaces muy interesantes en este debate:
– El portal Métropolitiques publica un jugoso dossier con una colección monográfica de artículos sobre la ciudad en las series de televisión. Además de The Wire son analizadas otras series como The Chicago Code, Mad Men, varias francesas o… Corrupción en Miami.
– Y para añadir más colorido e interés aún a la discusión, el no va más: no podía faltar la opinión del filósofo pop por antonomasia, Slavoj Žižek, con una ponencia específicamente dedicada a explorar The Wire o el choque de civilizaciones en un solo país, celebrada en Birbeck hace unas semanas y ahora disponible en podcast.
En fin, se aceptan sugerencias para el visionado de nuevas series. No podréis decir que no hago esfuerzos para deshacerme de mi chaqueta de ‘apocalíptico’ y empezar a ‘integrarme’ de una vez por todas…

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