Pier Vittorio Aureli, The Project of Autonomy: Politics and Architecture within and against Capitalism, New York: Princeton University Press, 2008.
El de Pier Vittorio Aureli es un título inesperado en mi lista de lecturas de este año. Pero lo descubrí hace poco y lo estoy utilizando para tomar algunas referencias de cara al congreso Architecture et Politique, que se desarrollará el próximo verano organizado por la Société Française des Architectes y el CNRS y en el que participaré.
Inesperado porque no pensaba volver a encontrarme con esos viejos monstruos de mi etapa de estudiante de grado, Manfredo Tafuri y Aldo Rossi, y menos aún hacerlo en un trabajo que establece un paralelismo entre ellos, el operaismo y autonomia, dos tendencias de la izquierda italiana de los años 60 y 70 del pasado siglo. La defensa radical de la necesidad de la teoría en la obra de Rossi —como momento previo al diseño— y Tafuri —como arsenal de la crítica que, según él, había que contraponer al nexo política-arquitectura del momento— fue uno de los recursos para sobrevivir a la docencia que recibíamos durante la carrera, pero parece que su legado (especialmente el de Rossi) quedó reducido al ostracismo hace tiempo; es mérito de Aureli recuperarlos con una lectura realmente fresca. Desde luego sabíamos que ambos fueron durante un tiempo considerable comunistas de carnet, Rossi tomó el término Tendenza de Gramsci y Tafuri —que mantuvo altas las espadas dialécticas durante toda su carrera— cita a Mario Tronti, explícita o implícitamente, en algunos pasajes… pero emparejarlos con el proyecto ‘autonomista’ era una idea que me pareció realmente arriesgada y atrajo poderosamente mi atención cuando supe de la existencia de esta investigación de Aureli.
Tengo la impresión, a punto de terminar el libro, de que la referencia a autonomia se ha empleado más bien aprovechando el tirón de sus recientes resurrecciones post-operaistas en el mundo anglosajón, alimentadas por el éxito de los últimos trabajos de Antonio Negri (con Michael Hardt y en solitario). Los personajes e hitos políticos que Aureli discute forman parte en realidad de la prehistoria de ese movimiento; Raniero Panzieri y los Quaderni Rossi, Tronti y las revistas Classe Operaia y Contropiano, preceden a las derivaciones posteriores de Negri y compañía en Potere Operaio y Lotta Continua. Si no recuerdo mal, el crítico literario Alberto Asor Rosa recordaba en el monográfico de Casabella dedicado al fallecimiento de Tafuri cómo fue precisamente la experiencia de la revista Contropiano, en la que participaban todos los mencionados —a excepción del ya desaparecido Panzieri—, y la oposición del grupo a la postura de Negri respecto a los eventos del 68 las que marcaron la marcha de éste y el comienzo de su nueva aventura política, con las consecuencias por todos conocidas. El que busque profundizar en esa historia puede leer el volumen editado por Alberto Toscano y Lorenzo Chiesa, The Italian Difference. Between Nihilism and Biopolitics —con trabajos del propio Toscano, Tronti, Negri, Vattimo, Esposito o Virno— o la traducción que Traficantes de Sueños publicó de L’orda d’oro, de Nanni Balestrini y Primo Moroni. Por lo demás The Project of Autonomy es muy crítico con la aventura autonomista, especialmente en sus recientes éxitos internacionales, a los que tilda de descafeinados y perdidos en una práctica políticamente irrelevantes.
El libro de Aureli es, en realidad, más útil como contextualización del trabajo temprano de Aldo Rossi y del grupo Archizoom y, más brevemente, de los de Tafuri y Massimo Cacciari; especialmente —de ahí mi interés por él— en relación a la ciudad y los procesos de urbanización. Es atrevido el intento que Aureli hace de establecer una analogía entre la autonomía de lo político (frente a la instancia económica) que Tronti reclamaba en un nuevo escenario de luchas sociales, la que Rossi reivindicaba para la arquitectura como superación de la planificación urbana capitalista y la génesis del movimiento autonomia. Es sin embargo de agradecer el marco amplio en que el autor retrata estas intervenciones, especialmente en relación al debate contemporáneo (toda la década de los 60) entre un sector de la profesión —con fuerte reconocimiento institucional— volcado en la planificación tecnocráctica de la ciudad y las críticas que dirigen a esta dinámica Tronti, Cacciari y Tafuri — resueltas, muy al gusto de la época, en una defensa de la necesaria comprensión y asunción del sistema, de la exploración de sus contradicciones y la apuesta por llevar el Estado-plan y el régimen fordista a sus últimas consecuencias. Particularmente interesante el anticipador concepto de città-territorio y las propuestas concretas que Tafuri y Giorgio Piccinato desarrollan en la primera parte de los 60 para describir y operar en las formas de territorio emergente, bajo un proceso de urbanización y dispersión crecientes.
Se trata de perspectivas que Archizoom, con Andrea Branzi al frente, va a hacer suyas y a radicalizar en su No-Stop City, con una línea utópica muy alejada del realismo político de Tafuri y Piccinato, pero que abre también un jugoso debate en torno al concepto de paisaje y sus mutaciones contemporáneas. Rossi, por el contrario, las criticará duramente como continuistas con el modo de producción y el régimen político dominante, elaborando en contrapartida su teoría de una ciudad de lugares y momentos espaciales regulados autónomamente por una arquitectura civil, dura, que según él expresaría la identidad popular. Tenemos ahí, in nuce, algunas de las derivaciones de la arquitectura italiana posterior, tanto en los pasos perdidos de la neovanguardia como en la cercana eclosión del círculo rossiano tras L’architettura della città y la Triennale de Milán del 73, que daría lugar al volumen colectivo Architettura razionale.
Aureli advierte, sin embargo, que fue precisamente éste el punto en que el contenido político de las intervenciones de la década anterior comenzó a desvanecerse y quizás el mayor mérito de su trabajo es hablar de esa historia previa, poco conocida, al menos fuera de Italia. El libro tiene pasajes verdaderamente perspicaces y aunque algunas filiaciones son arriesgadas, otras resultan muy refrescantes; por ejemplo, el modo en que el autor se las arregla para reunir las lecturas —completamente divergentes— que Tafuri, Rossi y Archizoom hicieran de Ludwig Hilberseimer, una hermandad que merecería la pena explorar en mayor profundidad.
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